miércoles, 21 de noviembre de 2007

LECTURA 6

Sobre el significado de la ciencia, el autor afirma que es una actividad consciente humana y social que ha permitido a la humanidad una mayor comprensión de la naturaleza. Las consecuencias de esta actividad son el acercamiento a los propios límites del conocimiento humano, de tal forma que, en las sociedades actuales, se da un “culto cuasi-religioso”.
Se ha pasado de adorar a dioses a confiar ciegamente en la ciencia de forma casi religiosa. A pesar de todo, la ciencia es cada vez más consciente de sus límites como queda reflejado en el hecho de que las leyes y teorías científicas son siempre limitadas y circunstanciales al tiempo y la sociedad en la que aparecen.
La ciencia es utilizada, desde una concepción marxista, como un instrumento más de dominación social: su organización interna está en manos de una minoría elitista y ésta es, en general, reacia al cambio de paradigmas. Además, los descubrimientos científicos se explicitan en “un lenguaje no universal” y nunca son explicados los métodos de trabajo, de tal manera que quedan fuera del alcance de la mayoría.
El autor critica los intentos de demarcación de la ciencia que se han venido haciendo desde todas las corrientes ideológicas. Argumenta que establecer estrictos criterios de demarcación de lo científico, como han hecho autores como Marx, Longo y Popper, no ayudan a alcanzar el objetivo de libertad y progreso inherente a la ciencia. En cambio, apuesta por una definición abierta de la ciencia que se base en los criterios de consciencia, sistematización y autolimitación para lograr el objetivo de explicación de la naturaleza. Siguiendo esta línea, no existirían las ciencias, sino las teorías científicas “que constituyen una totalidad que es la ciencia en cada momento histórico”.
Los resultados de la ciencia, siempre provisionales, suponen una concepción del mundo. Por más que se quiera mantener a la ciencia neutral, ésta siempre estará condicionada por una ideología. Ni siquiera el método está exento de ideología. “Desde la etapa preanalítica hasta la refutación o falsación popperiana, la ideología impregna todas las etapas de la investigación y todas las formas expositivas a ella anejas”.
A continuación, el autor profundiza y amplía las distintas etapas del método científico expuestas anteriormente en las lecturas de Gino Longo. El énfasis concedido a cada etapa de la investigación, es lo que ha dado lugar a las distintas corrientes metodológicas. También influye el objeto de estudio en cuestión que hacer que los investigadores se inclinen más por una etapa que otra para obtener resultados.
La primera etapa, descripción de la realidad, viene precedida por una determinada visión o acto cognoscitivo preanalítico, en palabras de Schumpeter. Éste estará condicionado por el marco paradigmático del investigador, la ideología consciente o inconsciente y su circunstancia personal.
En una segunda etapa, se formulan las hipótesis. La observación de los hechos, su descripción y clasificación finalizan en una “formulación de una síntesis teórica en forma de hipótesis, modelo o teoría de carácter absolutamente provisional”.
En la tercera etapa, se concretiza la hipótesis a través de su desarrollo deductivo. Esto dará lugar a una nueva síntesis teórica, más rica que la primera pues ha sido objeto de “inferencias reductivas de verificación y falsación”. Hay que insistir en el hecho que este resultado será siempre provisional, histórico.
En la última etapa, la teoría elaborada a través del proceso de investigación debe ser sometida a la contrastación intersubjetiva. Es decir, debe ser presentada a la comunidad científica. Esta contrastación se hará en un lenguaje formalizado y se ha de proceder de lo general a lo particular de tal modo que algo que ha sido tan arduo de analizar, sea presentado como algo lógico, sencillo y coherente; “como una rica totalidad de determinaciones y relaciones diversas, como un proceso de síntesis”.
En conclusión, el autor hace hincapié en la distinción entre método de investigación y método de exposición como ya hiciera Karl Marx. “La investigación abarca todo el proceso del conocimiento científico, la exposición sólo es posible cuando culminamos la primera etapa de la investigación”. Para Marx y Carballo esta primera etapa supondría una síntesis de la primera y segunda etapas expuestas anteriormente: sólo después de la formulación teórico práctica contrastada por el análisis empírico de la realidad que conduzca a una hipótesis lógica y coherente, será posible la explicitación del problema objeto de estudio.

Lectura 5

Esta lectura aborda las distintas etapas de la investigación científica para concluir que la característica esencial de toda ciencia es el método.El desarrollo de esta investigación científica, el método, consta de cuatro etapas: la observación de los hechos; la formulación de hipótesis; la comprobación; y la reformulación de la hipótesis.
Toda investigación parte de la observación de los hechos. A partir de éstos, durante la segunda etapa, el investigador debe formular una hipótesis. Durante esta etapa, la fantasía y la intuición juegan un gran papel. Representan la capacidad que tiene el cerebro humano, a través de la conciencia, de representar la realidad y, también, conocerla y modificarla. La fantasía “permite formular las hipótesis que más tarde se comprobarán de acuerdo con los hechos”.
La tercera etapa consiste en “comprobar rigurosamente que las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos”. La comprobación se puede hacer mediante observaciones posteriores de los hechos o bien por medio de experimentos en donde se reproducen artificialmente los hechos que se dan en la naturaleza. El investigador debe tener un fuerte sentido crítico y autocrítico durante esta etapa.
La cuarta y última etapa del trabajo científico consiste en una reformulación de las hipótesis iniciales como resultado de la comprobación realizada en la etapa anterior. De este modo, la investigación científica se convierte en una relación infinita entre teoría práctica que se retroalimenta. Sin embargo, la parte teórica (conceptualización de los fenómenos y formulación de relaciones hipotéticas verificables) y la observación de los hechos (análisis) deben realizarse por separado porque son aspectos distintos que requieren una atención diferenciada.
Ante la pregunta de por dónde se debe empezar la investigación científica; por la teoría o por el análisis, Gino Longo argumenta con firmeza que con la teoría comienza la verdadera investigación. “El hecho de dedicarse a una investigación concreta presupone ya un cierto interés teórico: en efecto, el plantearse un problema constituye una suposición primaria y, por lo tanto, una primera formulación teórica”.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la actividad investigadora, aunque realizada de forma individual, forma parte de una actividad colectiva, social y humana. Esto es así porque el investigador, a la hora de formular sus propias hipótesis y teorías, acude a los trabajos realizados anteriormente por otros investigadores: los corrobora o modifica y acaban siendo “partes integrantes de su propia investigación y elaboración”.
En conclusión, lo que logra la ciencia en cada fase de su evolución, es dar una determinada visión científica de la realidad. Esta visión de la realidad está conformada por los hechos y relaciones comprobados científicamente y los hechos y relaciones “deducidos lógicamente, hipotéticos, temporalmente supuestos, que integran a los momentos aislados de la visión en un conjunto coherente”. Todo esto es posible gracias al método científico que ofrece el esquema adecuado para conocer la realidad y, a la vez, los instrumentos para poder sustituir ese mismo esquema por uno más adecuado. En definitiva, el aspecto esencial de todas las ciencias es su método de investigación que permite “proporcionar una visión de la realidad cada vez más exacta, más ajustada, más rica que las anteriores”.

sábado, 10 de noviembre de 2007

LECTURA 3

La concepción del mundo entendida como el conjunto de principios que determinan la conducta de un sujeto; estará condicionada por un lado por elementos individuales, tales como la preferencia por unas ideas concretas o valores morales; pero por otra parte será determinante el conjunto de principios imperantes en la sociedad en que se desarrolla el sujeto.
No es posible abstraerse de la realidad que nos rodea,por lo que nuestras acciones obedecen en buena medida a influencias históricas, culturales, religiosas, etc; que nos acompañan en nuestras etapas del desarrollo. Suponen el estrato sobre el que el sujeto puede construir su propia concepción del mundo, en base a experiencias o juicios de valor determinados, pero estará limitado por el contexto de la sociedad en que vive.
Ese conjunto de principios que prevalecen en una sociedad, entendidos como pautas conscientes se presentaron en las culturas de tradición grecorromana como un sistema filosófico,de manera especialmente acusada hasta el siglo diecinueve. Nacida en competencia con el credo religioso, la filosofía sistemática acabó tratando de salvar su esencia a través de unas supuestas verdades superiores a las de toda ciencia.
La concepción del mundo pretendía ser un conocimiento real del mundo con el mismo grado de positividad que la ciencia, si bien esta pretensión se consideró fracasada a mediados del siglo diecinueve, en gran medida debido a la constitución del conocimiento científico positivo durante la edad moderna.
Este conociemiento se caracteriza por su intersubjetividad, es decir, que todas las personas preparadas entienden su formulación del mismo modo; con lo que se aleja de manera tajante de la concepción del mundo, donde esta intersubjetividad no se daba.
En el siglo diecinueve va a aparecer, la concepción marxista del mundo, denominada por Engels como la "concepción materialista y dialéctica del mundo", pretendía acabar con la presencia en el comportamiento humano de factores no reconocidos o idealizados; la liberación de la consciencia presuponía la liberacion de la práctica para los teóricos comunistas. Bajo esta concepción se pretende explicitar la motivación de la ciencia misma, motivación que recibe el nombre de "inmanentismo", es decir que la explicación de los fenómenos debe bucarse en otros fenómenos y no en instancias superiores al mundo. Es precisamente sobre esta idea donde se construye la concepción marxista del mundo, sobre el concepto del materialismo que acompañado de la dialéctica constituyen los ejes de la teoría marxista.
El principio de materialismo se realiza a través de una metodología analítico-reductiva, que permite por un lado la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales, y por otra parte posibilita la formación de conceptos más adecuados, debido en gran medida a la destrucción de viejos conceptos inadecuados.
Una vez realizado este ejercicio reductivo, interviene la dialéctica sobre la base de los resultados del análisis anterior. A través de la dialéctica el marxismo petende comprender la totalidad, que son ante todo los sujetos vivientes y las situaciones históricas. El universo como totalidad no puede pensarse en términos de análisis científico-positivo, sino sobre la base de los resultados de dicho análisis.

LECTURA 1

El debate en torno a la ciencia como condición indispensable para el progreso humano y la comprensión del mundo en que nos movemos, encuentra una primera fricción entre aquellos autores que preconizan descubrir las leyes naturales del universo que rodea al hombre como fin último sin tener encuenta los factores que inciden en los fenómenos ( aislando la cognición ); y aquellos que consideran el conocimiento en relación con multitud de factores que interactúan y se condicionan mutuamente.
La búsqueda exclusiva de la verdad y de los axiomas en un campo determinado sin tener en cuenta el entorno, sumerge en un clima de esterilización al conocimiento; puesto que los avances teóricos deben impregnarse de una realidad concreta y tratar de modificarla si así obtenemos un beneficio colectivo. Centrarnos en la teoría, arrinconando la praxis, no conduce más que a la acumulación de conocimiento y teorías condenadas al olvido o al disfrute de unos cuantos elegidos con acceso a las mismas; mientras la realidad continúa buscando soluciones concretas.
El componente colectivo de la praxis, la necesidad de coordinación en la puesta en marcha de las acciones implica un mutuo conocimiento, el ensayo-error es fundamental para subsanar deficiencias teóricas o confirmar hipótesis; si bien el campo de las ciencias sociales presenta una mayor dificultad tangible en la confirmación de determinadas teorías, no deja de ser esencial en la evolución del conocimiento los episodios sociales históricos y su repercusión teórica.
Ante la separación entre hombre de teoría y hombre de acción, no cabe más que el rechazo enérgico; ¿no es precisamente el científico y su conocimiento teórico la espita necesaria para que se produzca una reacción?,en el mismo sentido el científico suele ser abanderado de su causa, y el principal valedor de la misma, por lo que capitanea la acción.
Ahora bien en el terreno político esta conjunción se está convirtiendo en una quimera, el científico queda relegado normalmente a un segundo plano, centrado en la investigación social y la docencia; y es el hombre de acción el que adopta el protagonismo práctico. El clima de bajeza intelectual que ahoga el debate político y la confluencia de intereses hacen que el teórico se aleje del campo práctico, aislandose en buena medida de la realidad palpable.
Los procesos sociales son extreadamente dinámicos,y no pueden aislarse para su estudio pormenorizado, por lo que se impone la necesidad de conjunción entre teoría y práctica de forma más acusada que en otras disciplinas, teniendo en cuenta la multiplicidad de factores que inciden en el ser humano y en sus relaciones políticas y sociales.
Sin embargo parece que los acontecimientos muestran que el conocimiento permanece silenciado por intereses más terrenales, el juego político en el que sólo priman los resultados inmediatos y de corto plazo, es mal compañero para la ciencia necesitada de sosiego y tranquilidad para desarrollarse en plenitud; con lo que contradiciendo lo anterior, la ciencia política para desarrollarse se recluye en la teoría con los condicionantes que esto acarrea, como anteriormente hemos señalado.
Los hombres de acción de la política ( al menos aquellos que pertenecen al sistema imperante ) recelan de la ciencia, tratando de contagiar su ignorancia y falta de conocimiento a una ciudadanía impasible; sus acciones revelan la ausencia de conocimiento, sin embargo no parece que esto preocupe especialmente a los sectores sociales, que aceptan la estulticia de sus representantes y aprueban sus acciones legislatura tras legislatura.
No parece que la ciencia cuente con adeptos suficientes para imponerse en el campo político, donde el conocimiento es sustituido por el servilismo y los intereses priman sobre la verdad.